La esclavitud del siglo XXI

Pese a que la trata de esclavos fue abolida en todo el mundo hace ya siglos, en el siglo XXI por desgracia el trabajo esclavo se encentra en pleno auge. La sociedad de consumo que fomenta la búsqueda de la mayor cantidad de productos al menor precio posible, ha logrado que se imponga la lógica de la producción mediante el uso masivo de mano de obra esclava.

Al Jazeera nos muestra, a través de un reportaje en vídeo, la cara del esclavismo actual, toda suerte de productos de consumo habitual, fabricados mediante la utilización de mano de obra esclava, todo un exponente de la sociedad global en la que vivimos. Trataré mediante este texto, realizar un resumen y traducción de lo que considero que se pretende transmitir con este reportaje, que por otra parte no es más que un recuerdo de una realidad que ya es conocida, dado que otros medios como The Guardian o The New York Times ya se han hecho eco de situaciones similares. En él se presentan como hilo conductor las historias de dos personas que sufrieron esta forma de esclavitud.

En los últimos veinte años, China ha pasado de ser un estado comunista aislado a convertiste en la fábrica del mundo. En ese proceso, las múltiples instalaciones penitenciarias con las que cuenta el estado chino (tanto cárceles como campos de prisioneros), se han convertido en centros de producción en los que el factor trabajo lo proporcionan los propios internos, en un país que goza del dudoso honor de tener la mayor población reclusa en todo el planeta. De este modo, las cárceles se han convertido en industrias que proporcionan inmensos beneficios.

Aproximadamente un millón de personas, en China, permanecen internas en los más de 1,000 campos en los que son explotadas como esclavos. Estos campos de trabajo son llamados campos de reeducación, en los cuales se “procesa” especialmente a los disidentes, tanto políticos como religiosos. Este es el caso de uno de los testigos que Al Jazeera presenta en su reportaje, una mujer que fue condenada a tres años de trabajo forzado en una de éstas instalaciones, únicamente por tener unas creencias religiosas que son consideradas equivocadas. Afortunadamente para ella, logró escapar de China y ahora cuenta su historia.

Esta mujer, en el vídeo que publica la cadena Al Jazeera, describe esta clase de centros penitenciarios como lugares “oscuros y fríos, en los que no existe nada parecido a estufas o calefacciones”. Cuando llega la mañana, los presos se despiertan, a las siete, con sus cuerpos entumecidos por el frio. Las tareas que asignan a los reclusos se basan en objetivos que son casi imposibles de alcanzar en un día, en el que la jornada de trabajo intensivo se extiende desde las siete de la mañana hasta la media noche. En campos en los que poder dormir es un lujo, aquellos que no completan sus asignaciones diarias son castigados.

El caso en el que se centra el reportaje tiene un punto irónico que ha de servir de reflexión al lector, ya que esta mujer, que terminó reclusa en un centro de trabajo intensivo en China, por profesar la fe cristiana, se vio obligada a trabajar produciendo los adornos de navidad que se consumen en occidente.

El otro protagonista de esta historia es Charles Lee, otro preso de conciencia, que cumplió su condena de 3 años en Nanjing, junto con otros 2.600 prisioneros, en una de estas instalaciones que se encuentran a medio camino entre una prisión y una fábrica. Su trabajo, igual de duro que en la anterior historia, consistía en producir zapatillas de Homer Simpson destinadas a la exportación, según se demuestra claramente en el reportaje. El propio Charles Lee llegó a adquirir estas zapatillas en Estados Unidos tras ser liberado. Según su testimonio: “a ninguno de los trabajadores se le pagaba por su trabajo, eran forzados. Si alguien se negaba a trabajar era golpeado, en ocasiones hasta la muerte”.

En este apasionante reportaje de Al Jazeera se muestra como los trabajadores esclavos producen en China los productos que las sociedades occidentales demandan y consumen en masa. Resulta triste reflexionar sobre cómo sociedades tan sumamente avanzadas, pertrechadas de unos sólidos valores de libertad y justicia, deciden ignorar deliberadamente, tanto en el plano individual como colectivo, sus propias convicciones, legitimando la utilización de esclavos. Aunque la esclavización de las personas, tanto en China como en otros lugares del mundo, está fuera del campo visual de las sociedades occidentales, dado que las empresas buscan la forma de enmascarar el origen de sus productos, no es menos cierto que nos enfrentamos a un verdadero secreto a voces. ¿Ojos que no ven, corazón que no siente?

Para más información sobre el tema, no puedes perderte Slavery: a 21st Century Evil que se emitirá en Al Jazeera el Lunes 21 de Noviembre a las 22.30, y en el siguiente horario: martes: 09.30; miércoles: 03.30; jueves: 16.30.

¿Que haría Clinton para solucionar la crisis?

El ex presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, ha publicado un nuevo libro, titulado: “Back to Work: Why We Need Smart Government for a Strong Economy” (“Vuelta al trabajo: necesitamos necesitamos un gobierno inteligente para una economía fuerte” . Esta obra pretende, no solo ser un análisis de la crisis, sino que trata de examinar cuales serían las medidas necesarias para solucionar los problemas económicos que atraviesa Estados Unidos.

Como parte de la campaña para impulsar las ventas, Bill Clinton ha concedido diversas entrevistas en las que se muestra crítico con el actual gobierno, aspirando a situarse en una posición intermedia entre los dos grandes partidos que gobiernan los destinos de Estados Unidos.

El propio Clinton reconoce que en ocasiones se cuestionó si era adecuado continuar con la elaboración de un libro que considera que describe las soluciones de la crisis, sin eludir cuestiones en las que el Ejecutivo, en el que participa su esposa, ha cometido errores. “No quería lanzar otra piedra en el lado demócrata", asegura. Sin embargo considera que era imprescindible crear una obra que permitiese a los estadounidenses adquirir una perspectiva de como él considera que hay que actuar para salir de la crisis y alcanzar un crecimiento sostenido.

Entre las políticas que su partido debería modificar en tiempos como los que vive Estados Unidos, está la relativa a la sanidad. Según el ex presidente, del mismo modo que los republicanos deben cambiar su postura en muchos aspectos económicos, “los demócratas no deben ser alérgicos a modificar su sistema de salud”.

El sector financiero debe situarse en el centro de atención en opinión de Clinton, ya que los problemas hipotecarios están en la génesis de la crisis. Una política más “agresiva” sería en su opinión el camino a seguir en relación a las hipotecas, a fin de solventar en última instancia la falta de crédito, que en su opinión es la losa que pesa sobre la economía estadounidense.

Pese a que los titulares más llamativos en torno a este lanzamiento editorial se dirigen a las criticas y matizaciones sobre la política de Obama y el Partido Demócrata, el libro esta cargado de advertencias sobre lo que podría suponer llevar a cabo una política económica como la que se propone desde el Tea Party. Clinton advierte, en la revista Time, que si imperase una filosofía antigubernamental, como la que esta clase de movimientos propone, conducente a la radical reducción de impuestos y tasas, esto “incrementaría dramáticamente la deuda nacional”. A su juicio, el cual es evidente que en este caso concuerda con el de Obama, es necesario revitalizar el sector privado, pero siempre desde una estrategia que pase por la política gubernamental. Es por esta razón por la que Clinton subtitulo su obra: necesitamos un gobierno inteligente para una economía fuerte.

Clinton considera que el bloqueo que vive actualmente el Senado de los Estados Unidos por parte de los Republicanos, es la causa de la aparente incapacidad del ejecutivo para actuar contra la crisis. En su opinión, ante los problemas económicos, la pasividad es el peor camino.

En última instancia, ante las circunstancias negativas en las que parece que se planteará la reelección de Barack Obama, Bill Clinton apuesta porque los estadounidenses votarán de acuerdo a las necesidades que requiere el momento y no de forma reaccionaria. En este sentido apreciarán no solo las capacidades de cada candidato, sino también quien presenta el plan más serio, de acuerdo a las circunstancias de esta recesión.

Estados Unidos se resigna a aceptar la expansión militar china.

El Almirante Scott Swift, comandante de la Séptima Flota de la Marina de los Estados Unidos, ha expresado durante la reciente estancia del portaaviones USS George Washington en Hong Kong, que los militares estadounidenses disfrutan de una relación “abierta y robusta” con China. Del mismo modo, afirmó que no ve con preocupación la escalada militar china, sino que su centro de preocupación en Asia habría de situarse en la “impredecible” Corea del Norte, a la que califica de “sociedad cerrada”.

En caso de que estas declaraciones no sean desmentidas o matizadas, parece que su trasfondo puede explicarse como un intento de desviarse del rumbo de competencia militar que Estados Unidos y China estaban tomando en los últimos años, para alcanzar un entendimiento que podría, incluso, llevar a una senda de cooperación entre ambas potencias.

Estas declaraciones no puede tomarse a la ligera. En caso de significar un cambio en la política militar de Estados Unidos con China, podrían llevar a aparejadas profundas consecuencias en la estrategia que ambos estados llevan a cabo en el contenerte asiático.

La expansión comercial china, conlleva irremisiblemente la necesidad de ejercer cierto control e influencia sobre las rutas que sus mercancías transitan, especialmente en Asia y en concreto en el punto sensible que representa el estrecho de Malaca. La reciente irrupción de la Marina del Ejército Popular de Liberación en estas rutas, simbolizada por la inminente entrada en servicio de su primer portaaviones, supone un quebradero de cabeza para Estados Unidos, potencia que tradicionalmente controla estas rutas, tras la pérdida de influencia y capacidad sufrida por Gran Bretaña en el siglo XX.

La Flota del Pacifico de los Estados Unidos, a la que pertenece la Séptima Flota del Almirante Scott Swift, representa la mayor parte del poderío naval americano. Hasta la fecha, la Marina del Ejército Popular de Liberación, no puede compararse con la impresionante fuerza de esta, sin embargo su fortalecimiento es evidente. El Almirante Scott Swift asegura que no se encuentra preocupado por el “ascenso del poder militar chino”, sino que desde su punto de vista lo sitúa como una fuerza predecible, cuyo objetivo únicamente es “proteger los crecientes intereses chinos en todo el planeta”. Es fácil extraer la conclusión de que Estados Unidos reconoce mediante estas declaraciones la capacidad e influencia china a nivel mundial, situándola como un actor con capacidad regional, pero también planetaria. En este sentido, se resalta el echo de que Swift señala el camino de la cooperación al afirmar que “Estados Unidos comparte muchos de los intereses de China, como la trata de personas o el trafico de drogas”.

Este gesto de Estados Unidos, sin embargo, no puede ocultar el echo de que tradicionalmente su actitud en materia estratégica, aunque solamente nos refiramos a la protección del comercio, no tiende a pasar por la cooperación. Es posible que con estas declaraciones se resignen a que China aumente su capacidad militar, dado que por el momento es muy inferior al poderío de la Marina de Estados Unidos.

No podemos ignorar que pese a las palabras del Almirante Scott Swift, los intereses de su país y los de China no siempre son compartidos, especialmente en lo referido al control de los recursos energéticos. Únicamente el paso del tiempo nos permitirá seleccionar correctamente el nivel de importancia que hay que otorgar a estas declaraciones, que si bien podrían significar un inesperado cambio de estrategia, lo más probable es que solamente nos encontremos ante la resignada aceptación de la creciente importancia militar de China.

Kodak: ¿Bancarrota de un icono de EE.UU.?

Medios estadounidenses como Huffingtonpost o The New York Times, e internacionales como la agencia Reuters o Bloomberg entre otros, se muestran agitados estos días ante la crisis que parece estar desarrollándose en una de las compañías que históricamente se han considerado iconos de Estados Unidos en todo el mundo, y es que ¿quien no conoce el legendario logo rojo y amarillo de Kodak?.

Es posible que esta imagen cotidiana, muy pronto, quede viva únicamente en el recuerdo, ya que hay una gran variedad de editoriales y artículos que relatan el camino hacia la tragedia que ha llevado esta compañía en los últimos 20 años y como su larga historia, de 131, podría estar muy próxima a su fin. Sus acciones se hunde en la bolsa y los rumores de bancarrota del gigante americano conmocionan los Estados Unidos.

Ciertamente estamos ante la “crónica de una muerte anunciada”, sin embargo muchos albergaban la esperanza de que el gigante de la película fotográfica de la caja amarilla fuese capaz de dar un giro a su modelo de negocio, adaptándose a nuevos mercados. Todavía no es un imposible, ciertamente, Kodak no ha depuesto por el momento las armas y en los últimos años ha buscado un mercado en el que hacerse hueco. Con la caída en las ventas de carretes fotográficos, gracias a la irrupción de la cámara digital, el provechoso mercado que aun conserva Kodak es el del film con el que se rueda en Hollywood, del que obtiene grandes beneficios, que invierte en dar el tan necesario giro a su negocio.

Como ya he comentado, el inicio del calvario del gigante Kodak viene de la mano de las cámaras digitales, que se han popularizado desde finales del siglo pasado, sin embargo, este ingenio que robó los clientes a Kodak, es irónicamente un invento de esta misma marca, la cual sin embargo no ha sabido explotar, más allá de conservar algunas sustanciosas patentes.

El giro que la directiva pretende dar al negocio no es ninguna quimera, sin embargo la realidad es que los mercados no confían en su éxito, sino que ponen el acento en que la empresa ha estado invirtiendo inmensas sumas de dinero, a fin de innovar en nuevos mercados como son las impresoras “inkjet” (de las que son lideres tecnológicos) o en “software” para empresas, con escasos resultados en comparación a la inversión. La realidad pasa por que la famosa empresa se encuentra absolutamente fuera de mercados en evidente auge, relacionados con su medio habitual, como son las cámaras para móviles. En este contexto el hecho es que sus acciones en bolsa han pasado a pagarse a 1,24 dólares esta misma semana, con lo que la empresa habría perdido tres cuartas partes de su valor, pese a la sustanciosa mejoría en las ventas de sus impresoras, que el New York Times estima en un 48%.

La mala situación comienza a golpear a la nomina de empleados, muy reducida ya, que en esta ocasión estaría a punto de enfrentarse a recortes tan controvertidos como los que se llevarían a cabo en su seguro de salud, imprescindible en Estados Unidos, o en los salarios, pagas y seguros de sus trabajadores retirados.

Robert Shanebrook, trabajador de Kodak durante 35 años, ha confesado: “si usted me pregunta hace diez años, yo diría que no pensaba que esto fuera posible” en alusión a la situación financiera por la que atraviesa la firma. Declaraciones como estas pueden dar una idea del shock que la posible bancarrota de Kodak podría suponer para la economía estadounidense, sin embargo, no podemos desestimar los efectos culturales que habrían de producirse en caso de que esta finalmente se produzca. El colapso de un símbolo del poderío tecnológico estadounidense podría ser anímicamente devastador para varias generaciones de norteamericanos, un golpe a la moral del país, de la que es bien conocida su influencia en la economía. Sin embargo, en caso de que finalmente los Estados Unidos pierdan otro icono mundial, podrán consolarse pensando: siempre nos quedará CocaCola.

Israel 101

• Protestas masivas sacuden Israel este verano por razones económicas.
• Palestina ingresa en la UNESCO.
• El gobierno responde con nuevas colonias, sufragadas con dinero palestino.
• ¿Una guerra fantasma con Irán?

Las calles del Tel Aviv no son ajenas a los movimientos sociales que se vienen desarrollando en un creciente número de países, aunque nos esforcemos en poner el énfasis en la llamada “Primavera Árabe”, pese a sus desiguales resultados. Sin embargo, las protestas a través de campamentos y manifestaciones masivas empiezan a ser invitadas cotidianas de los informativos. Es muy probable que en Occidente no se trate más que de una moda pasajera, incapaz de culminar ninguno de sus objetivos.

El caso del mundo árabe, es menos original en lo que a fines se refiere, sin bien es rompedora en cuanto a sus métodos, aunque es altamente probable que igualmente termine por difuminarse ante la carencia de éxitos a corto plazo. Los grandes logros de la “Primavera egipcia” no van mas allá de eliminar a un dictador anciano, que carecía de antemano no solo de futuro político sino de esperanza de vida. El verdadero poder en Egipto lo detenta el ejercito, al igual que lo venia haciendo durante el mandato de Mubarak y antes del mismo. Nada ha cambiado, salvo la cara del régimen, en un momento en el que Mubarak había ido más allá (reprimiendo las protestas) de lo que los militares deseaban, en su ficción de democracia. Toda la información de actualidad parece indicar que el futuro anhelado por el pueblo egipcio se convertirá en una ilusión. Cada día, una nueva información venida del país de los faraones indica que el continuismo es una realidad palpable, muy alejada de los anhelos de aquellos primeros días en Tahrir.

El modelo del movimiento que ha conmovido al mundo en Túnez y Egipto, se trasladó a Europa y más tarde incluso a un país que se jacta de ser capaz de vivir de espaldas a sus vecinos, Israel. Sin embargo, aunque parezca lo contrario, en esta ocasión parece que dicha máxima se cumple a rajatabla. El evidente efecto contagio que se ha vivido en Israel, no procede, en opinión de quien escribe, de sus vecinos árabes, sino de Europa. Las similitudes entre los movimientos europeos, como el 15-M, y el Israelí saltan a la vista, aunque sus efectos bien podrían catalogarse como incomparables. Su finalidad esencial es económica, del mismo modo que en Europa, en la que reinaba la tranquilidad mientras la economía acompañaba. Los tintes políticos parecen más visibles en las protestas que se dan en países como España, clamando por una regeneración democrática como solución a la deplorable situación en que se encuentra nuestra política. Por la que imploro a cualquier deidad que me escuche, aunque con exiguas esperanzas. A pesar de todo esto, queda claro que las protestas que se han venido desarrollando en Israel no beben únicamente de los objetivos económicos predominantes, nuevamente se busca la regeneración, en este caso Nacional. El tono evocador de las declaraciones, que se han podido leer a lo largo de estos meses en el New York Times, presagia que los fines pasan no por renovar sino por recuperar la esencia de Israel. La historia del Estado de Israel no es ningún secreto, y bien merece un post en el futuro, la esencia es la defensa del interés nacional. Hay quien diría que ignorando su responsabilidad moral, pero este no es el momento de iniciar un debate como este, por otra banda tan influenciado por la visión moralista de la política y las relaciones internacionales que siempre ha tratado de imponer Estados Unidos, frente al recurso al Derecho Internacional Publico, más del gusto de los europeos de hoy en día, al menos por el momento.

Las protestas en Israel se centraron, a lo largo de este verano, en asuntos que a priori podrían ser considerados temas “domésticos”, que solamente afectan a dicho Estado: vivienda, trabajo, pensiones… El Estado de Israel, escuchó con interés las protestas de sus ciudadanos y su exigencia de regeneración de las políticas que tanto éxito han tenido a lo largo de los años. Inmediatamente, el ejecutivo presentó un plan que preveía la continuación de proyectos urbanísticos que permitiesen el acceso a vivienda a su pueblo, aquejado crónicamente de la falta de espacio físico sobre el que construir. Dado que Israel carece de espacios propios en los que expandirse, recurre a la construcción de asentamiento, las llamadas colonias, en territorio palestino, las cuales son ubicadas siguiendo criterios que ignoran, por voluntad propia, cualquier principio de cohesión territorial, ya que su objetivo es precisamente el contrario. Es conocido que la expansión de las colonias es uno de los mayores obstáculos para un proceso de paz viable en la zona, pero además su cese es una exigencia a nivel internacional, incluso desde los organismos propios del Derecho Internacional Publico.

Las protestas en Israel han dejado claro cual es la línea de actuación que su pueblo exige, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares, estas peticiones son muy del agrado de su gobierno, ávido de cualquier escusa que le permita continuar con sus planes de expansión, la cual está ampliamente aceptada como un curso de acción correcto por la población israelí, siempre interesada en cuestiones de seguridad y economía. En este caso se logró aprobar la construcción de mas de 4.000 nuevas colonias.

Dado que la expansión de estos asentamientos resulta tan fructífera para los israelíes, no dudan en utilizar cualquier medio para justificar la continuación de esta clase de políticas, ya sea para dar respuesta a las legítimas peticiones de su pueblo o bien como castigo contra las legítimas acciones de la ANP, la ONU o la UNESCO.

En este contexto hay que entender la respuesta del gobierno que encabeza Binyamin Netanyahu a la entrada como miembro de pleno derecho de Palestina en la Unesco que se producía hace sólo unas horas. Ante tal afrenta contra Israel, su gobierno ha decidido iniciar la construcción de 2.000 nuevas colonias ilegales en la parte este de Jerusalén. No serán las ultimas, las noticias que pueden leerse en la prensa internacional, la cual se hace eco de un comunicado difundido por la propia radio publica de Israel, indican que en las próximas semanas el número de proyectos de colonias aumentará y se diversificará geográficamente. Más aun, el Primer Ministro afirma que evidentemente, no aceptarán en el futuro ningún plan de paz o para la creación de un Estado palestino que deje cualquiera de estas colonias fuera de la soberanía israelí.

Es imposible no darse cuanta de lo doblemente conveniente que resulta esta política para el gobierno de Israel, ya que por un lado da respuesta a lo que pide su pueblo, y por otro le permite continuar con su proyecto de ocupación de territorios clave, que impidan en un futuro la creación de un Estado Palestino con un mínimo de coherencia y cohesión territorial, con todo lo que ello implica.

Sin embargo, aun hay un detalle que pone la guinda al pastel que el ejecutivo de Netanyahu se dispone a preparar: estos proyectos pueden ser financiados con dinero palestino. Israel ha congelado la transferencia de las tasas que recauda Israel en Palestina mediante impuestos (al menos 100 millones de dólares al mes), las cuales en virtud de los acuerdos de Oslo han de entregarse a la Autoridad Nacional Palestina, para el pago de sus gastos corrientes.

En opinión de Saeb Erakat, jefe de los negociadores palestinos, en declaraciones a la cadena qatarí Al-Jazeera, no asistimos más que a un nuevo intento por parte de Israel para imposibilitar la solución futura de los “dos estados”, mientras se pregunta: “¿Que daño puede hacer a Israel la entrada de Palestina en la UNESCO?”

Es evidente que la respuesta pasa por un intento de crear presión contra la posible entrada, la cual se perfila como muy improbable, de Palestina en la ONU, en fechas próximas. Sin embargo lo que verdaderamente se encuentra detrás de todo ello, es la pública manifestación del pueblo de Israel en favor de esta línea de acción, en lo que ellos consideran asuntos domésticos, relacionados con seguridad, vivienda, económica, trabajo… Pueblo y gobierno apuestan por las colonias como solución.

En palabras de Nabil Abu Rudeineh, portavoz palestino, “estas decisiones están acelerando la destrucción del proceso de paz”, tal y como se recoge hoy en el New York Times. En este mismo medio, los portavoces israelíes culpan de lo sucedido a las acciones unilaterales de los palestinos ante la UNESCO y la ONU, a las que califica de “continuo portazo en la cara” hacia Israel por parte de los lideres palestinos.

Al mismo tiempo, no sorprende que Israel busque una distracción en el ámbito internacional, para alejar el foco de atención de sus asuntos “domésticos”, clave con la que hay que interpretar la creciente tensión con Irán estos días y la insinuación que pudiera ser posible una compaña contra éste, más tarde desmentida por la proximidad del invierno, o los test de misiles que se están llevando a cabo. Resulta evidente que dicho ataque contra Irán se corresponde más con una nube de humo que con un opción real, ya que incluso el propio Obama ha declarado en este sentido, según fuentes de Alarabiya: “Israel podría ser destruido por Irán”.