domingo, 25 de septiembre de 2011

La otra crisis de Dubái

dubaiDubái es noticia. Hoy mismo se han celebrado las segundas elecciones de la historia de los Emiratos Árabes Unidos y por primera vez, una mujer, Shaika Elisa Ghanem, ha resultado elegida como representante para el Consejo Nacional Federal. Por otra banda, la noticia no parece que impresione a los emiratíes, ya que solamente uno de cada cuatro acudió a depositar su voto, fiel reflejo de la representatividad del Consejo.

2011_9_24_wSYfoCWMg7wcszYFg9XPY6 (1)A buen seguro, a lo largo de las próximas jornadas, los medios de comunicación mundiales, dedicarán el espacio que les corresponde a todas estas curiosidades sobre el proceso electoral, que en sí mismo carece de gran transcendencia. Sin embargo, en el tintero quedarán las verdaderas noticias que llegan desde los Emiratos Árabes Unidos. Por un “curioso azar del destino” parece que por esas latitudes conocen la receta de la tarta que Europa y Estados Unidos han estado tratando preparar sin demasiado éxito.

Sin título-2Para llegar a la verdadera noticia hay que lanzar la mirada atrás. ¿Qué mejor modo que echando un ojo a los titulares que se escribían sobre Dubái en nuestros medios a finales de 2009? Recordemos que diarios de la talla de El País nos regalaba, en tono moralizante y aleccionador, perlas como: “Dubái hace temblar las Bolsas mundiales”. Otro periodista, aún más perspicaz, copiando al Financial Times, titulaba: “Las extravagancias de Dubái sucumben a la crisis”. En resumen se venía a contar, siguiendo el formato “crónica de una muerte anunciada”, como los Emiratos Árabes Unidos, ávidos de lujo y poder, estando auspiciados por el único ingreso del petróleo, fomentaron una terrorífica burbuja inmobiliaria especulativa, que únicamente les llevó a acumular enormes deudas. Arrastrada por la deuda y la falta de capacidad financiera, la única posibilidad de subsistir que le queda al maltrecho Dubái es literalmente, en palabras de nuestro periodista, mantenerse a flote “con paladas de petrodólares (entendemos que se refiere a los de Abu Dhabi). La conclusión de estos artículos daba a entender que era inminente el colapso de la economía de los Emiratos, incapaces de gestionar sus enormes capacidades y lo más sorprendente, fruto de un estrabismo sin límites: la preocupación de nuestros informadores orbitaba en torno a si la economía española se vería afectada por el colapso de aquellos que tan mal habían hecho sus deberes.Dubai_crisis_thumbPues bien, hoy, cuando aún no han pasado dos años de todo ello y sin olvidar que la economía de los E.A.U. pasó por un ajuste duro en 2009 y algunos proyectos fueron retrasados o congelados, resulta que en 2010 la economía real de los Emiratos creció, según informa Al Arabiya, un 2.8%, cifra que está a años luz de otros países como España, por citar alguno. Pero… !Sorpresa! El crecimiento de su economía se registra especialmente en Dubái, emirato que como todos sabemos carece de petróleo. El fabuloso crecimiento hay que explicarlo en clave comercial. El Comercio de Dubái representa una tercera dubai-crisis-financiera-300x207parte del PIB de los E.A.U. y en este año ha crecido un 4,5%, mitigando en parte la contracción del sector de la construcción que se habría visto mermado más de un 14%. Este último dato hay que matizarlo recordando que como aclaran desde Al Arabiya, la construcción se está reactivando en el Emirato.

Con este crecimiento del comercio tanto interno como externo, los E.A.U. se las prometen felices, a pesar de que la de deuda alcanza más del 140% de su PIB. En ocasiones parece que los porcentajes con los que en estos meses nos obsesionamos en Europa y en España no son oráculos tan exactos, máxime cuando los propios analistas de Reuters esperan que la economía de los Emiratos Árabes Unidos tenga un crecimiento en 2011 del 3,7%. A fin de cuentas, parece que no fue la austeridad, sino la inversión y el fomento del comercio, una solución de manual, lo que ha salvado Dubái de la debacle segura a la que nuestros medios le habían avocado.

Espero que el lector se plantee una última reflexión, tras comprobar el alarmismo de los medios occidentales y nacionales, buscando el titular efectista, “lo que vende”, en vez de la rigurosidad, cualquiera podría plantearse cambiar el prisma desde el que vemos la actualidad en España y como afecta esto a la percepción de la crisis.

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